ESQUINA FINANCIERA
La suma de la colecta durante las Misas del domingo pasado fue $8,610. Recibimos $6,211 a través de WeShare para un total de $14,821. Gracias por dar tan generosamente a nuestra colección regular.
Elegí el Libro del Éxodo como un estudio de Cuaresma porque es una historia de salvación. Comienza con Dios liberando a los israelitas de la opresión en Egipto después de más de 400 años en cautiverio, y termina cuando Él comienza a establecerlos como una gran nación. A lo largo de Éxodo, Dios revela quién es a través de su ausencia y su presencia, a través del silencio y el habla, a través de la ira y la misericordia, y a través de su juicio y su asombrosa gracia. El Papa Francisco habló de la relevancia del Libro del Éxodo en la temporada de Cuaresma. Él dijo: "Al igual que el pueblo de Israel liberado de la esclavitud, los cristianos están llamados a experimentar el camino hacia la esperanza y la nueva vida durante la temporada de Cuaresma". La historia del viaje de los israelitas hacia la Tierra Prometida y la fidelidad de Dios durante los tiempos de prueba y sufrimiento ayuda a los cristianos a "comprender mejor" la experiencia de la Cuares ma, dijo. "Todo este camino se cumple con esperanza, la esperanza de llegar a la Tierra (Prometida) y precisamente en este sentido es un 'éxodo', una salida de la esclavitud a la libertad", dijo el Papa. "Cada paso, cada esfuerzo, cada prueba, cada caída y cada renovación tiene significado solo dentro del plan salvador de Dios, que quiere para su pueblo la vida y no la muerte, la alegría y no la tristeza". La Cuaresma, agregó, se vive a través del entendimiento de que "Cristo nos precede a través de su éxodo", y que, a través de su victoria, los cristianos están llamados a "alimentar esta pequeña llama que nos fue confiada el día de nuestro bautismo". "La Cuaresma vive dentro de esta dinámica: Cristo nos precede con su éxodo y cruzamos el desierto, gracias a él y detrás de él”.
El Evangelio que escuchamos este segundo domingo de Cuaresma es la historia de la Transfiguración, la glorificación de Cristo en la cima de una montaña al comienzo de su viaje del Éxodo a su muerte en Jerusalén. En la montaña, Jesús revela su gloria a Pedro, Santiago y Juan. La cruz es la gloria de Cristo y la gloria de los cristianos, ya que significa el máximo don de Dios. Sin embargo, la mayor gloria de Dios es su misericordia, su don de amor. Durante la Cuaresma, a través de la oración, el ayuno y la limosna (nuestras donaciones de Rice Bowl), aprendemos a "tomar la cruz diariamente", es decir, convertir nuestras vidas en un don de amor para los demás. A través de estas prácticas de liberación, experimentamos un Nuevo Éxodo de nuestra esclavitud al deseo físico y al orgullo. Entonces realmente nos convertimos en hijos de Abraham, un pueblo que vive en libertad y camina por fe como él lo hizo. Nuestras vidas se transfiguran, se iluminan en nuestro camino hacia la esperanza y la nueva vida.
Padre David Nolan.
ESCUCHAR A JESÚS
El centro de ese relato complejo, llamado tradicionalmente la «transfiguración de Jesús», lo ocupa una voz que viene de una extraña «nube luminosa», símbolo que se emplea en la Biblia para hablar de la presencia siempre misteriosa de Dios, que se nos manifiesta y, al mismo tiempo, se nos oculta.
La voz dice estas palabras: «Este es mi Hijo, en quien me complazco. Escuchadlo». Los discípulos no han de confundir a Jesús con nadie, ni siquiera con Moisés o Elías, representantes y testigos del Antiguo Testamento. Solo Jesús es el Hijo querido de Dios, el que tiene su rostro «resplandeciente como el sol».
Pero la voz añade algo más: «Escuchadlo». En otros tiempos, Dios había revelado su voluntad por medio de los «diez mandamientos» de la Ley. Ahora la voluntad de Dios se resume y concreta en un solo mandato: «Escuchad a Jesús». La escucha establece la verdadera relación entre los seguidores y Jesús.
Al oír esto, los discípulos caen por los suelos «aterrados de miedo». Están sobrecogidos por aquella experiencia tan cercana de Dios, pero también asustados por lo que han oído: ¿podrán vivir escuchando solo a Jesús, reconociendo solo en él la presencia misteriosa de Dios?
Entonces Jesús «se acerca, los toca y les dice: “Levantaos. No tengáis miedo”». Sabe que necesitan experimentar su cercanía humana: el contacto de su mano, no solo el resplandor divino de su rostro. Siempre que escuchamos a Jesús en el silencio de nuestro ser, sus primeras palabras nos dicen: «Levántate, no tengas miedo».
Muchas personas solo conocen a Jesús de oídas. Su nombre les resulta tal vez familiar, pero lo que saben de él no va más allá de algunos recuerdos e impresiones de la infancia. Incluso, aunque se llamen cristianos, viven sin escuchar en su interior a Jesús. Y sin esa experiencia no es posible conocer su paz inconfundible ni su fuerza para alentar y sostener nuestra vida.
Cuando un creyente se detiene a escuchar en silencio a Jesús, en el interior de su conciencia escucha siempre algo como esto:
«No tengas miedo. Abandónate con toda sencillez en el misterio de Dios. Tu poca fe basta. No te inquietes. Si me escuchas, descubrirás que el amor de Dios consiste en estar siempre perdonándote. Y, si crees esto, tu vida cambiará. Conocerás la paz del corazón».
En el libro del Apocalipsis se puede leer así: «Mira, estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa». Jesús llama a la puerta de cristianos y no cristianos. Podemos abrirle la puerta o rechazarlo. Pero no es lo mismo vivir con Jesús que sin él.
P. D’Angelo Jimenez Bibliografía A. Pagola