ESQUINA FINANCIERA
La suma de la colecta durante las Misas del domingo pasado fue $6,882. Recibimos $3 695 a través de WeShare para un total de $10,577. Gracias por dar tan generosamente a nuestra colección regular. La segunda colecta totalizo $2,558.
Queridos Feligreses y Amigos;
Esta semana, el calendario de la Iglesia pasa de la temporada de Navidad a la temporada que la Iglesia llama "Tiempo Ordinario". Debido a que el término "ordinario" en inglés generalmente significa algo que no es especial o distintivo, muchas personas piensan que el tiempo ordinario se refiere a partes del calendario de la Iglesia Católica que no son importantes. Aunque la temporada del Tiempo Ordinario constituye la mayor parte del año litúrgico en la Iglesia Católica, el hecho de que el Tiempo Ordinario se refiera a aquellos períodos que se encuentran fuera de las estaciones litúrgicas principales refuerza esta impresión. Sin embargo, el tiempo ordinario está lejos de ser poco importante o poco interesante. Tenemos estaciones litúrgicas por una razón: Cuaresma y Adviento son tiempos de preparación; Pascua y Navidad son celebraciones especiales, y el tiempo ordinario es ordinario. Pero es en este tiempo "ordinario" que Dios nos ofrece la oportunidad de ver lo extraordinario. Es un momento para ver la bondad y el amor de Dios en las pequeñas cosas que pueden ayudarnos a crecer en nuestra fe. Vemos esto en el Evangelio de este domingo, que en realidad es el primer domingo celebrado en el Tiempo Ordinario. Juan el Bautista señala a Jesús como el Cordero de Dios. Se nos recuerda que es en el tiempo ordinario en el que Cristo, el Cordero de Dios, camina entre nosotros y transforma nuestras vidas. No hay nada "ordinario" en eso. El color litúrgico normal para el Tiempo Ordinario, para aquellos días en que no hay una fiesta especial, es vestimentas verdes. Este primer período del Tiempo Ordinario se extiende hasta el Miércoles de Ceniza, cuando comienza la temporada litúrgica de la Cuaresma. Tanto la Cuaresma como la temporada de Pascua caen fuera del tiempo ordinario, que se reanuda el lunes después del domingo de Pentecostés, el final de la temporada de Pascua. Este segundo período del Tiempo Ordinario se extiende hasta el Primer Domingo de Adviento, cuando el año litúrgico comienza nuevamente. La gran santa de lo "ordinario" es Santa Teresa. Su "pequeño camino" nos enseña a hacer las cosas ordinarias de la vida con un amor extraordinario: una sonrisa, una nota de aliento, una llamada telefónica, sufrimiento en silencio, siempre tener una palabra positiva, una tarea simple y desapercibida para alegrar la vida de otra persona, y tantas otras obras simples, hechas con amor, amando a Dios en lo común. Oremos para que este sea nuestro deseo para esta temporada "ordinaria": podemos amar a Dios en nuestros extraordinarios actos de bondad, perdón y amor.
Padre David Nolan